La
fiesta de la Inmaculada ilumina como un faro el período de Adviento,
que es un tiempo de vigilante y confiada espera del Salvador.
Mientras salimos al encuentro de Dios, que viene, miremos a María
que «brilla como signo de esperanza segura y de consuelo para el
pueblo de Dios en camino» («Lumen gentium», 68).
¡¡FELICIDADES
A TODAS LAS INMACULADA!!