domingo, 13 de noviembre de 2011

Visita del Padre General Adolfo Nicolás a Andalucía

El pasado miércoles 9 de noviembre, tuvimos un encuentro en Sevilla con el General de la Compañía de Jesús, el Padre Adolfo Nicolás. Nos reunimos más de 400  colaboradores de diferentes obras jesuíticas en Andalucía occidental: parroquias, colegios, universidad, apostolado social,…
El acto comenzó con una ponencia del Padre Nicolás, donde daba respuesta a unas preguntas que se le habían formulado desde diferentes grupos. La temática muy diversa: educación, colaboración laicos y jesuitas, espiritualidad ignaciana, estar en las fronteras, ser cristiano/a en búsqueda, interculturalidad, CVX, etc.
Sin tratar de hacer un resumen de su intervención, si me gustaría compartir con ustedes, algunos de los mensajes que el Padre Nicolás nos dejo caer, y que marcan la Misión de la Compañía de Jesús en estos momentos. Estas ideas son las siguientes:

-          Los laicos no colaboran con los jesuitas, sino son los jesuitas los que deben colaboran con los laicos, por lo tanto, lo importante no es lo que hace la Compañía de Jesús, sino que el objetivo es la Misión de Dios “la Missio Dei”. Hay por lo tanto un descentramiento, y los jesuitas tienen que aprender a discernir quienes son sus colaboradores en la Misión. También se refiere a la colaboración con los no cristianos, como ocurre en Asia especialmente, donde se descubre un trabajo común por la justicia social que nace desde convencimiento interior, desde el respeto y la compasión. Y termina refiriéndose a San Ignacio cuando en sus cartas a los benefactores que siempre firmaba diciendo “esta mínima Compañía que es tan vuestra como mía”
-          Respecto a la espiritualidad ignaciana diferencia cuatro claves: proceso interior, proceso de crecimiento y transformación, que conduce a una liberación, para tomar responsabilidades por el reino de Dios.
-          Se refirió a la secularización que está sufriendo nuestra sociedad, y la pérdida del sentido de la presencia de Dios en la vida, quedándonos con lo racional y prefiriendo un cristianismo acomodado en las creencias y en la religiosidad del cumplimiento. Necesitamos devolver a la sociedad el sentido de Dios, vivir la vida cristiana como fuente de paz y compromiso. El hombre pleno es el hombre que busca, desde sus experiencias y relaciones, y así crecer y profundizar en su maduración.
-          Otro aspecto es la interculturalidad, única posibilidad de futuro y de entendimiento, ya no existen países monoculturales. Debemos aprender a vivir en interacción, desde la tolerancia, el respeto y la creatividad.

Terminamos la jornada con la celebración de la eucaristía presidida por El Padre General y concelebrada con 27 sacerdotes jesuitas.