miércoles, 28 de septiembre de 2011

"SENTIR Y GUSTAR"

Este verano tuve la gran suerte, junto con mi marido, de poder hacer la tanda de Ejercicios organizados por el Comité de CVX-España en Los Molinos (Madrid). Cuando regresamos de esos intensos ocho días, ambos teníamos muchas ganas de expresar lo que habíamos vivido por escrito (y es que cuando algo toca el corazón uno no puede callárselo…) pero finalmente no lo hicimos. Pensamos que había que dejarlo reposar, que no fuera simplemente algo provocado por la emoción del momento. No fue hasta la semana pasada, después de nuestro primer encuentro comunitario a la vuelta de las vacaciones, cuando me puse manos a la obra.

Si en los Ejercicios comencé a experimentar de verdad aquellas palabras que siempre me costó comprender: “No el mucho saber harta y satisface el ánima, sino el sentir y gustar de las cosas internamente”, ahora transcurrido un mes de esa experiencia fundante, esta consigna ignaciana se ha ido haciendo mía cada vez más y he vuelto a “sentir y gustar” nuevamente al recordar todo lo vivido este verano y compartirlo comunitariamente.
El reencuentro fue muy bonito, no faltó nadie a la cita y fuimos más de los habituales, ya que apareció Luis, un amigo de la parroquia que tenía ganas de ver lo que allí “se cocía”. Todos fuimos contando nuestras experiencias veraniegas, muchas con sentimientos coincidentes (alegría, paz, agradecimiento…), ya que seis personas de la comunidad estuvimos realizando Ejercicios entre julio y agosto. Pero incluso los que no tuvieron la oportunidad de hacerlos, también descubrieron el rastro de Dios en aquella que fuera su actividad u ocupación.
Aunque somos una comunidad reciente y todavía es mucho lo nuevo, lo desconocido, lo que nos inquieta o produce miedo, tenemos claro que no queremos algo a medias, “descafeinado” y ni siquiera el parón estival, ha sido capaz de apagar ese sentimiento de continuidad y la ilusión de seguir dando pasos en esta nueva andadura.

Hoy continúo dando gracias a Dios por las muchas cosas que me mostró en los Ejercicios este verano. Fueron una experiencia de universalidad con la CVX y con toda la Iglesia, por vivir tan de cerca (no física pero sí espiritualmente) la celebración del MAGIS y la JMJ. Fueron el silencio para escuchar a Dios sin las prisas y el agobio que me invaden durante el curso. Me mostraron que se necesita gozar del viaje y no pensar sólo en la meta, que no se trata de hacer muchas o pocas cosas, sino de amar lo que haces, encontrar el sentido en lo que hago y me toca vivir: “sentir y gustar”. Pero sobre todo, me doy cuenta cada vez más, de la importancia de ser una comunidad firmemente asentada en los Ejercicios.

Termino con un agradecimiento especial al Comité de CVX-España por la oportunidad ofrecida éste y los dos veranos siguientes; y un recuerdo afectuoso a mis compañeros de Ejercicios, al Equipo de Acompañantes y a los miembros de la Comunidad CVX-Madre de Dios de la que formamos parte y tan generosamente nos han acogido a Jesús y a mí.

Ana, CVX