Jesús nos limpia con el agua de la Vida. El sanador herido libera a los enfermos de su carga, especialmente aquellos que están excluidos de la sociedad.
Desde el bautismo, la Vida se nos desparrama en un agua nueva que nos injerta en la libertad de los hijos de Dios. El Amor del Padre nos cae en gotas y gotas que nos llenan de sentido, de esperanza y de calor del Corazón.
Como Él hoy, Manos Unidas, nuestros hermanos de Pastoral de la Salud, se dedican a los protagonistas del Evangelio. Con ellos, sentimos el baño del agua que nos regenera. ¡Todos con Manos Unidas! ¡Todos con la Pastoral de la Salud!
Fernando Cordero, sscc.
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