La Liturgia de las Horas es la Oración de la Iglesia, que a una (la Iglesia toda, en comunión), ora sin desfallecer, santificando el día. Continuamente oímos hablar de la Liturgia de las Horas, pero ¿qué es?
1. La expresión “Oficio Divino” o "Liturgia de las Horas"
Esta expresión significa etimológicamente una obligación para con
Dios, en virtud a un precepto Divino. En lenguaje eclesiástico, significa
ciertas oraciones a ser rezadas a determinadas horas del día o de la noche por
sacerdotes, religiosos o clérigos, y, en general, por todos aquellos obligados
por su vocación a cumplir con este deber. También la suelen rezar, sin estar
obligados a ello, los fieles laicos.
2.
Forma primitiva del Oficio
La costumbre de recitar oraciones a ciertas horas del día o la
noche viene desde los judíos, de quienes la tomaron los cristianos. En los
Salmos encontramos expresiones como: "Pensaré en Ti por la mañana";
"Me levanto a medianoche para alabarte", "Noche y día, y al
mediodía hablaré y declararé: y Él escuchará mi voz"; "Siete veces al
día Te he alabado"; etc. Los apóstoles cumplían la costumbre judía de orar
a media noche, tercia, sexta y nona.
3.
La renovación litúrgica conciliar
Desde la primera edición de la Enciclopedia Católica, decisivos
acontecimientos cambiaron el rostro de la liturgia. Esta renovación, en pleno
espíritu de continuidad con la tradición, estuvo marcada por el Concilio
Vaticano II, especialmente por la Constitución "Sacronsanctum Concilium”
sobre la Sagrada Liturgia. En el Capítulo IV, este documento conciliar define
el oficio Divino señalando:
Por una tradición cristiana antigua, el Oficio divino está
estructurado de tal manera que la alabanza de Dios consagra el curso entero del
día y de la noche y cuando los sacerdotes y todos aquellos que han sido
destinados a esta función por institución de la Iglesia cumplen debidamente ese
admirable cántico de alabanza, o cuando los fieles oran junto con el sacerdote
en la forma establecida, entonces es en verdad la voz de la misma Esposa que
habla al Esposo; más aún, es la oración de Cristo, en su Cuerpo, al Padre.
SC 84
En el número 89 del documento, se establecen las siguientes normas
como parte de la reforma:
a)
Las Laudes, como oración
matutina, y las Vísperas, como oración Vespertina que, según la venerable
tradición de toda la Iglesia, son el doble quicio sobre el que gira el Oficio
cotidiano, se deben considerar y celebrar como las Horas principales.
b) Las Completas tengan una forma que responda al final del día.
c) La Hora llamada de Maitines (Oficio de Lectura), aunque en el coro
conserve el carácter de alabanza nocturna, compóngase de manera que pueda
rezarse a cualquier hora del día y tenga menos salmos y lecturas más largas.
d) Suprímase la Hora de Prima.
e) En el coro, consérvense las Horas menores, Tercia, Secta y Nona.
Fuera del coro, se puede decir una de las tres, las que más se acomode al
momento del día.
4.
La importancia del Oficio Divino
La Ordenación General de la Liturgia de las Horas, publicada en
abril de 1971 para aplicar las reformas del Concilio Vaticano II, señala que
“la Iglesia no cesa un momento en su oración”, “no sólo con la celebración
eucarística, sino también con otras formas de oración, principalmente con la
Liturgia de las Horas que, conforme a la antigua tradición cristiana, tiene
como característica propia la de servir para santificar el curso entero del día
y de la noche”. “Consiguientemente, siendo fin propio de la Liturgia de las
Horas la santificación del día y de todo el esfuerzo humano, se ha llevado a
cabo su reforma procurando que en lo posible las Horas respondan de verdad al
momento del día, y teniendo en cuenta al mismo tiempo las condiciones de la
vida actual”; porque “ayuda mucho, tanto para santificar realmente el día, como
para recitar con fruto espiritual las Horas, que en su recitación se observe el
tiempo más aproximado al verdadero tiempo natural de cada Hora canónica”
(Ordenación General, 11).
Los clérigos (diáconos, presbíteros y obispos) están obligados a
rezar la Liturgia de las Horas todos los días, por una promesa que hicieron en
su Ordenación.
La Ordenación General dice también que “se recomienda asimismo a
los laicos, donde quiera que se reúnan en asambleas de oración, de apostolado,
o por cualquier otro motivo, que reciten el Oficio de la Iglesia, celebrando
alguna parte de la Liturgia de las Horas”
5.
Estructura
a) Oficio
de Lectura à se puede hacer a cualquier hora del día. Himno, tres salmos con
sus correspondientes antífonas. Lectura bíblica con su responsorio; y Lectura
patrística (de los Santos Padres) con su responsorio. Cántico de Alabanza Te Deum sólo en las Fiestas y
Solemnidades. Oración final.
b) Laudes
à Se
hace por la mañana. Himno, dos salmos y un cántico del Antiguo Testamento con
sus correspondientes antífonas. Lectura breve con su responsorio breve. Cántico
del Benedictus de Zacarías, con su
antífona, tomado de Lucas 1, 68-79. Peticiones, Padre Nuestro y oración final.
c)
Hora Intermedia: Tercia (sobre las 9:00 hs), Sexta (sobre las
12:00 hs) y Nona (sobre las 15:00 hs) à Se suele hacer una de
las tres. Himno, tres salmos sus correspondientes antífonas. Lectura breve con
su responsorio breve y oración final.
d) Vísperas
à Se
hace en la caída del sol. Himno, dos salmos y un cántico del Nuevo Testamento
con sus correspondientes antífonas. Lectura breve con su responsorio breve. Cántico
del Magnificat de la Virgen María,
con su antífona, tomado de Lucas 1, 46-55. Peticiones, Padre Nuestro y oración
final.
e) Completas
à Se
hace antes de dormir. Acto penitencia, himno, un salmo con su antífona, Lectura
breve con su responsorio breve. Cántico del Nunc
dimitis de Simeón, con su antífona, tomado de Lucas 2, 29-32. Oración final
y antífona a la Virgen María.
Estas oraciones se encuentran en un grupo de libros llamados "Liturgia de las Horas" en cuatro tomos. También hay uno sólo, pero le falta el Oficio de Lectura. No obstante, ya hay aplicaciones para poder rezar con el teléfono móvil. Aquí podrás descargar Eprex que, aunque son 20 mb de descarga, después no usa internet para su funcionamiento. Así se puede alabar al Señor continuamente de manera más cómoda.
Antonio Luis Sánchez Álvarez,
párroco.
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