“Los animo a perseverar en la oración y en la escucha de la
Palabra de Dios, para que en los momentos de dolor y abandono, sientan cómo
Jesús resucitado los llama por su nombre, y salgan con el corazón lleno de
alegría a anunciar a todos la Buena Noticia de la Resurrección”.
Fue la invitación del Papa Francisco al saludar a los peregrinos de nuestro
idioma que participaron en la Audiencia General de este tercer miércoles de mayo.
Prosiguiendo con su ciclo de catequesis sobre la esperanza cristiana, el Santo
Padre propuso
contemplar en esta ocasión la figura de María Magdalena,
que fue la primera persona que se encontró con Jesús resucitado.
Y lo hizo a partir de un pasaje del Evangelio de San Juan (20,15-18a), en que el Apóstol refiere que Jesús le preguntó por qué lloraba y a quien
buscaba, a lo que la mujer, tras reconocerlo como Maestro, fue a
anunciar a los discípulos que había visto al Señor refiriendo sus palabras.
Hablando en italiano, el Pontífice recordó que, tal como relatan los
evangelios, en el trayecto hacia el sepulcro de María Magdalena se refleja la fidelidad de tantas
mujeres que son devotas durante años, a los paseos de los cementerios, en
recuerdo de alguien que ya no está, a pesar de lo cual los lazos más auténticos
ni siquiera la muerte ha cortado.
El Obispo de Roma puso de manifiesto que el primer
anuncio que ella lleva no
es el de la resurrección, sino el del robo del cuerpo del Señor
mientras Jerusalén dormía. Pero después, los evangelios refieren el
segundo viaje de la Magdalena hacia el sepulcro, que realiza con
paso sumamente lento puesto que sufre mucho por la muerte de Jesús y por la
inexplicable desaparición de su cuerpo, hasta que, con los ojos llenos de lágrimas, Dios la sorprende de la manera más inesperada. Y dijo
que es hermoso pensar que la primera aparición del Resucitado haya acaecido de un modo tan personal.
Sí, porque hay alguien que nos conoce, que ve nuestro sufrimiento y decepción,
que se conmueve por nosotros, y que nos llama por nuestro nombre.
El Papa Francisco también explicó que Jesús no es una persona que se adapta al
mundo, y que tolera que en él perdure la muerte, la tristeza, el odio y la
destrucción moral de las personas… Porque nuestro
Dios no es inerte, sino que sueña
la transformación del mundo, y la ha realizado en el misterio de la Resurrección.
De María Magdalena el Santo Padre destacó que quería abrazar a su Señor cuando Él se encuentra ya orientado hacia el Padre celestial.
Por eso la envía a llevar el anuncio a los hermanos. Y así – dijo el Papa al concluir su reflexión – aquella mujer, que fue la
primera que vio a Jesús y
que estaba a la merced del maligno,
ahora se ha convertido en apóstol
de la nueva y más grande esperanza.
Por esta razón Francisco pidió que su intercesión nos ayude a
que también nosotros vivamos esta experiencia, es decir, que en la hora del llanto y del
abandono, escuchemos a Jesús
Resucitado que nos llama por nombre,
y con el corazón lleno de alegría vayamos a anunciar: “¡He
visto al Señor!”.
Maria Fernanda Bernasconi-RV
La grandeza de Dios se demuestra , hasta en los momentos mas duros nos da esperanza.
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