Que la gente está
dispuesta a buscar y está dispuesta a levantar su trasero del sofá para ir allí
donde su Smartphone le indique que puede esconderse algo que le interesa… se
está demostrando con la irrupción del Pokemon Go. Ahí están buscando Pokemons los
jóvenes, los maduritos, las solteras, las comprometidas, los calvos, los
melenudos, los chinos, los europeos, las argentinas… Todos, sin excepción, en
búsqueda.
Como no soy de esos a los que les gusta demonizar el presente y
moralizar acerca de lo mal que lo hace la gente, prefiero hacer una lectura
positiva de lo que está sucediendo, algo que, por otro lado, ya intuía: las
personas, hoy en día, estamos en búsqueda y necesitadas de algo que nos dé una
razón para levantarnos de la apoltronada vida que nos hemos construido; cómoda,
previsible, segura, tecnológicamente avanzada pero falta de profundidad y de
verdad. Por eso es buena noticia saber que hay algo que nos mueve, aunque sean
los Pokemon.
Lo siguiente que me viene a la cabeza es que, sin duda, parece que
la Buena Noticia del Evangelio no es tan atractiva como los Pokemon. ¿Somos los
cristianos, que somos aburridos, clásicos, pesados, justicieros, moralistas, cansinos…?
¿Es el medio, el formato, que no es tan apasionante ni tan atractivo para la
gente de hoy? ¿Es el objetivo final, que no comporta ningún interés? ¿Qué hace
que la mejor buena noticia de la historia, Jesús de Nazaret, no sea tan popular
como los Pokemon?
¿O será tal vez que nos gusta buscar y encontrar sólo aquello que
sabemos que no va a cambiarnos la vida? ¿Será tal vez que sólo nos gusta salir
ahí afuera a buscar una felicidad a medias, temporal, momentánea, instantánea,
soluble como el Nesquick, voluble como el vapor de agua? ¿Será tal vez que un
Pokemon, en el fondo, ni ama ni padece? ¿Será, tal vez, que lo que nos asusta
es sentirnos vivos de verdad, con toda la libertad por delante? ¿Será, tal vez,
que preferimos jugar de mentirijilla a vivir de verdad?
Pues es momento de volver a decirlo: Jesús también está en todas
partes. Tienen a Jesús en las iglesias, en hospitales, en escuelas, durmiendo
bajo cartones de la Gran Vía, huyendo de la guerra tras el desierto, tapado con
una manta térmica en cualquier lancha de salvamento del Mediterráneo, en la
mirada de amor, en la mano arrugada de tu abuelo anciano y sabio,
en el pasado de tu vida que quieres olvidar, en ese futuro que anhelas, en las
lágrimas de tu corazón… El mundo está lleno de Jesús de Nazaret y, como sucede
con los Pokemon, requiere que tú salgas a buscarlo y a encontrarlo. Él ya se ha
hecho presente. Sigue a tu corazón, busca las señales, déjate guiar… y lo
encontrarás. No tengo ninguna duda. Y cuando lo encuentres… tu vida pasará de
nivel.
Un abrazo fraterno – @scasanovam