Para este primer día del año:
BENDICIÓN Y PAZ es el deseo que tenemos todos los creyentes y no
creyentes que queremos edificar una humanidad más auténtica y
profunda.
Por iniciativa del papa Pablo VI,
celebramos la Jornada Mundial de la paz. Es un día para hacer
fiesta, gozar con la familia y los amigos y desear lo mejor para el
resto de los seres humanos: Que vivamos en paz.
En el libro de los Números está
expresada bellamente el texto de la bendición. Se trata de “un
hablar bien de los demás” como Dios habla bien de cada uno de
nosotros. Bendición y protección, luz y favor, mirada amorosa y
paz, expresiones que reflejan el don de Dios para nosotros.
También este día (octavo del
nacimiento de Jesús) está dedicado a venerar a Santa María, la
Madre de Dios. Es la fiesta titular de nuestra parroquia. Damos todos
gracias a Dios y lo festejamos.
También el evangelio que hoy
leemos nos recuerda que a los ocho días de su nacimiento, Jesús fue
circuncidado. Con aquel rito, Jesús se incorporaba al pueblo de la
Ley y de la Alianza con Yahvé. Con ese nombre, el autor del
evangelio señala que simboliza que “Dios salva”. Lucas, quiere
manifestar que ya desde la infancia, en Jesús, se manifestaba la
presencia de Dios que quiere salvar a la humanidad, como luego hará
Jesús en su vida de mayor.
El texto contiene una
consecuencia de la encarnación de Dios en Jesús: su kénosis
divina. Su madre, como humana que es, sencillamente lo único que
puede hacer es “abrirse” al misterio, a la realidad absoluta de
Dios, aún sin comprenderlo.
Marcelino
Sánchez sj