domingo, 29 de abril de 2018

DAR EN EL BLANCO


Dar en el blanco no es fácil. Puede que tengas puntería como un don o habilidad natural. Pero aún así, no es fácil. Requiere, como casi todo lo importante en esta vida, concentración, atención, tiempo, entrenamiento y repetir, repetir, repetir, repetir….
¡Ah!, y esto, si tienes la suerte de saber dónde está el blanco al que hay que dar… dónde está la diana. Imagínate que te entregaran el dardo pero no vieras donde está el blanco, como en los juegos televisivos. Sólo te dan coordenadas, pistas que tú tienes que pensar, discernir y…. decidirte a lanzar. Es complicado, pero no imposible.
Ahora imagínate esto en la vida. A veces, podemos sentirnos así. Caminamos y “jugamos” las cartas que nos tocan un poco a ciegas, a tientas, dejándonos llevar y ayudar. En esos momentos, tener una referencia fija y estable puede “salvarte la vida”.
La cuestión es que el evangelio de hoy nos repite una y otra vez: no vayas a ciegas. No tienes necesidad. No busques el blanco fuera de ti. Estás dentro. Estás y vives en Él, si tú quieres. Permanece y darás fruto. Permanece en tu centro y darás en el blanco. Darás mucho fruto.
Juan nos propone permaneced en el tronco del que naces y vives. No es una invitación a “seguir” en determinadas situaciones cueste lo que cueste. No. Donde nos invita a permanecer es en Él, en tu tronco, en tu raíz, en tu savia, en tu “más profundo centro” que diría San Juan de la Cruz.
Y sólo así, en ese “centro” tuyo, darás mucho fruto. Daremos en el blanco.

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