Hoy leemos el Evangelio de la multiplicación de los panes: «Tomó
entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que
estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron» (Jn 6,11). El
agobio de los Apóstoles ante tanta gente hambrienta nos hace pensar en una
multitud actual, no hambrienta, sino peor aún: alejada de Dios, con una
“anorexia espiritual”, que impide participar de la Pascua y conocer a Jesús. No
sabemos cómo llegar a tanta gente... Aletea en la lectura de hoy un mensaje de
esperanza: no importa la falta de medios, sino los recursos sobrenaturales; no
seamos “realistas”, sino “confiados” en Dios.
Manuel López López
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