Hoy quiero adelantar la publicación para poder escribiros sobre la
Cuaresma, que comienza mañana. "Cuaresma" significa cuarenta, y hace
referencia a los cuarenta días previos a la Pascua. Son los cuarenta días que
Jesús estuvo en el desierto.
Es un tiempo de penitencia. Comienza con el Miércoles de Ceniza,
en el que recordamos que no somos nada, que hemos sido creados del polvo y al
polvo volveremos. Es un tiempo de conversión. La palabra que más se adecúa es
la de metanoia, que significa un
cambio radical, como cuando damos la vuelta al calcetín. Así, debemos volvernos
a Cristo y descubrir que no somos nada, y que necesitamos todo de Él.
Dadas las tentaciones que tuvo Jesús en el desierto, y basándose
en el Sermón de la Montaña de San
Mateo, la Iglesia establece la oración, el ayuno y la limosna como medios para
vivir bien la cuaresma.
Oración:
Es un tiempo para buscar más nuestra intimidad con Dios a través
de la oración. El tiempo que estuvo Jesús en el desierto, lo pasó orando. Por
eso, debemos buscar la presencia de Dios continua en nosotros. También podemos
aprovechar la Adoración de los Viernes a las 19:00 hs, y otras oraciones. La
visita al Sagrario es muy importante, para saludar al Señor y tenerlo presente.
Ayuno:
Tanto el Miércoles de Ceniza como el Viernes Santo son días de
ayuno y abstinencia. El ayuno es ayuno, es decir, hay quienes conciben el ayuno
como abstinencia de algunas cosas. La Iglesia establece la edad de los que
están obligados a guardar el ayuno: desde la mayoría de edad hasta los 59 años.
Exentos están los mayores, y enfermos, que por cualquier circunstancia deban
comer. No pasa nada porque un día no se coma. Así fomentamos la oración,
ofrecemos este sacrificio, y nos solidarizamos con quienes no tiene nada que comer. Si no se puede el día entero,
se puede hacer media jornada siendo siempre una comida pobre y sencilla.
La abstinencia de la carne se establece todos los viernes del año,
y adquiere un especial significado los viernes de Cuaresma. Junto con este
gesto, podemos privarnos de aquellas cosas que nos cuestan más trabajo y somos,
en cierto modo, “dependientes”.
La práctica del ayuno y la abstinencia es una práctica que se
conserva desde los inicios de la Iglesia, y que actualmente tiene un valor muy
importante para la vida espiritual.
Limosna:
La limosna nos ayuda a ser generosos, y a no permitir que nuestro
corazón se pose en los bienes materiales. Es cierto que en ocasiones no sabemos
si dar o no limosna a quienes nos pidan por la calle, pero es a Dios a quien le
toca juzgar el buen o mal uso de la misma. Sin tener nada, lo tenemos todo,
porque nos hace no ser avariciosos y compartir con el hermano necesitado,
especialmente en este tiempo de crisis. La limosna también puede ser mediada
por Cáritas que, desde la experiencia, sabe las necesidades de los que son
asistidos, y conoce el mejor modo de hacerlo.
No olvides también, que la confesión es el sacramento del cambio,
de la conversión, de la reconciliación, y en este tiempo cobra un especial
papel. Dios nos sigue esperando para abrazarnos con su gracia que nos
restablece. Vivamos esta cuaresma con entusiasmo, y dirijamos la mirada a
Cristo, para descubrir lo necesitados que estamos de Él.
Antonio Luis Sánchez Álvarez, párroco.