
Al igual que San Pedro, sus sucesores ejercen el episcopado en Roma, y "presiden en la caridad" (San Ignacio de Antioquía). Es cierto que esta potestad concedida por el Señor no siempre ha estado bien aceptada, y en ocasiones ha provocado cismas. Pero esta autoridad es necesaria para el camino de la unidad, ejerciendo una autoridad en el servicio para toda la Iglesia. San Juan Pablo II en la Encíclica Ut unum sint mostraba su preocupación con el ecumenismo, especialmente con nuestros hermanos Ortodoxos, que ven en este primado un impedimento para la comunión. Él dice en efecto:

En esta fiesta queremos recordar el inicio del pontificado de San Pedro, en esta misión por parte del Señor, de ser la Cabeza visible de la Iglesia, con esa máxima potestad, ejercida siempre como un servicio para la Iglesia y buscando siempre la unidad de la misma. Por eso se les llama Servum servorum Dei (Siervo de los siervos de Dios). Pidamos especialmente hoy por Su Santidad el Papa Francisco, por su Ministerio Petrino para que con su santidad, nos ayude a vivir fielmente al Señor también en santidad.
Antonio Luis Sánchez Álvarez, párroco.