¿A quién señalan? Al Cordero de Dios que se entrega por Amor, que nos libera de lo que nos ata, que se enfrenta al pecado y a la muerte. El Cordero es Jesús, en cuyo Corazón, reside la fuerza de Dios, su capacidad de amar hasta las últimas consecuencias. El que es nuestra fortaleza, Camino, Verdad y Vida.
En la vida de Jesús podemos descubrir todo este camino de entrega y de donación, gratuito y hasta las últimas consecuencias.
El Padre nos regala este singular Cordero, que no se cansa de amar. En Él hemos de poner nuestros ojos, nuestra mirada y nuestro ser. Compartamos este camino con Aquel que nos acompaña y nos ha precedido en el gran misterio de la Vida.
Fernando Cordero, sscc.