Orar y mirar de nuevo.
Mirar de nuevo nos ayuda a:
1.- Salir de nosotros mismos y mirar lo que nos rodea.
2.- Descubrir las cosas buenas que hay a nuestro alrededor: las personas que nos quieren, los gestos de cariño, la naturaleza que hay que cuidar...
3.- Reconocer a las personas que lo pasan regular y nos necesitan: los compañeros que están más solos, los que se pierden en clase, los que no tienen tantas cosas como yo...
4.- Ser más conscientes de las injusticias de nuestro mundo para que no pasemos de largo cuando traten mal a alguien, cuando no se diga la verdad, cuando se es egoísta...
5.- Observar nuestra vida y reconocer qué cosas pasan por nuestro corazón, cuándo se nos arruga o cuándo se nos agranda: con los enfados, el cariño, la violencia, la alegría...
6.- Reconocer en qué cosas me voy contagiando cada vez más de Jesús y en qué me tendría todavía que parecer más a Él, y así ser más comprensivo, más amable, más amigo, más paciente; en definitiva... ¡más feliz!
Tomado de Mochila de Pastoral