En este contexto joánico, se trata de una reflexión teológica sobre la eucaristía, que está celebrando la comunidad todos los domingos, a finales del siglo I, que resume en el concepto de fondo: en la eucaristía recibimos a Jesús, alimento para la vida verdadera.
El segundo contexto, se remonta a la vida histórica de Jesús. En su vida de predicador itinerante del Reino, además de los signos y las parábolas sobre ese Reino suscitaba en la gente el ánimo y deseo de compartir lo que se tuviesen. Eran sus comensalías: en el compartir el pan se realizaba en la práctica la comunión de ánimos y de vida. Ese carisma de Jesús de invitar a compartir entre todos era y es la fuerza para iniciar ya, al menos, en esbozo, como signo, la presencia del Reinado de Dios.
Y podemos considerar los siguientes puntos:
1º punto: En este mundo hay alimento y comida para todos (Signo de la multiplicación de los panes).
2º punto: El problema es que está mal distribuido.
3º punto: Este signo es eucarístico: dijo la acción de gracias y los repartió.
4º punto: Es expresión de la solidaridad real de Jesús con los pobres
5º punto: Expresión de la comunidad cristiana primitiva que comparte los bienes que tiene y resulta entonces que hay para todos y aún sobra.
6º punto: Si somos capaces de compartir lo que tenemos, mucho o poco, comenzamos a construir el Reino.
7º punto: Discrecionalidad de Jesús que no quiere protagonismos. Dios es el que ha de actuar.
Marcelino Sánchez, sj