Hoy seguimos con la lectura del evangelio de Juan a
continuación del domingo anterior.
Enmarcamos el párrafo en su contexto
geográfico y cronólogico: en Jerusalén, Jesús en coloquio con sus amigos en la
tarde de su despedida. Y su contexto
literario: es un diálogo de despedida y recomendación de Jesús a sus discípulos
sobre cómo han de vivir su relación de fe con él.
Es decir, la comunidad
joánica reflexiona sobre su fe en Jesús y pone en sus labios la experiencia que
está teniendo comunitariamente.
Y además descubrimos
claramente el círculo hermenéutico de todo el evangelio: Tres o Cuatro nudos de
una red (el Padre, el Hijo, los creyentes y el Espíritu, si se menciona o no en
el texto concreto) que expresan la comunión de la fe.
Y consideramos los
siguientes puntos:
1º punto: es necesario
sentirse incondicionalmente amado.
2ºpunto: porque desde el
sentirse amado se construye la vida humana.
3ºpunto: el amor y la amistad humana explican la relación entre Dios y
nosotros. No hay mejor realidad humana que ésta para explicar la relación con
Dios.
4º punto: ser discípulo de
Jesús es tener una relación con él de amor en conciencia trans-personal. El
"amor humano" es símbolo de esta relación criatura-Dios que es
distinta y superior. El “discípulo amado” es un recurso (figura literaria) del evangelista para explicar esta
experiencia trans-personal con Jesús.
5ºpunto: es la apertura de
todo el ser personal (cuerpo y alma) en
silencio a la realidad Absoluta que es Jesús-Dios. Es como una “mirada amorosa”
silenciosa unitiva. Se puede experimentar como una “chispa interior” de alegría
y paz desbordante (también según la propia sensibilidad humana personal).
6º punto: el amor siempre es
comunicación, compartir la tarea común. Ser solidarios.
7º punto: quien ama, sea o
no creyente, vive lo fundamental de la vida. Vive la “chispa”, por eso se abre
a Dios. La fe no se queda en el nivel racionalista sino que participa de esta
conciencia trans-personal o contemplativa.
Marcelino Sánchez sj