Por haber llegado al final de este año
creyendo, confiando y amándote.
Fueron muchas veces las que animaste
mi fe,
las que corriste a mi encuentro.
Siempre sentí el calor de tu mano,
aún en plena oscuridad.
Gracias, también, por esa otra fe que
he conservado.
Gracias por las ayudas, la compañía
y la alegría que me han brindado las
personas.
Gracias por tantos ojos como me
miraron con ternura.
Gracias por tantas manos como se
adelantaron a estrechar la mía.
Gracias por tantos labios cuyas
palabras y sonrisas me alentaron.
Gracias por tantos oídos que me
escucharon.
Gracias, Señor, por tanto como he
recibido,
que no fueron méritos míos, sino
dones tuyos...
Gracias por el mérito que me
estimuló.
Por la salud que me sostuvo,
y por el descanso de que disfruté.
Gracias por aquel fracaso y aquella
desilusión.
Perdón, Señor:
Por la palabra que callé.
Por esa mano que no tendí.
Por la sonrisa que escatimé.
Por el saludo que negué.
Por la mirada que desvié.
Por la disculpa que no pedí.
Por esos oídos que no presté.
Por ese gozo que no compartí.
Por tanta lágrima que no enjugué.
Por esa verdad que omití.
Por tantas veces, Señor,
como me marché de Ti o como no te
abrí.
Ayúdame, Señor, quiero comenzar con
fuerza
este nuevo año de mi vida.