Continuamos
leyendo a Mateo siguiendo el texto del domingo anterior: Jesús dialogando en
Jerusalén con los discípulos en el contexto de crítica profética a la
religiosidad que viven los sacerdotes y fariseos, que detentando el poder
religioso se hacen portavoces de la autoridad de Dios, manipulándola según sus
intereses.
Viven
sujetos a la pura heteronomía y en el cumplimiento de las normas justifican su
conciencia ante Dios. Y
sus relaciones con el pueblo fiel son de mandato y obediencia, de honores y
alabanza, de ostentación y orgullo.
Jesús
presenta a un Dios que no justifica las relaciones de dominio y subordinación. Jesús ha manifestado a un Dios que no justifica
las relaciones humanas de hipocresía y apariencias.
Jesús plantea entonces una alternativa en la
estructura religiosa:
Lo que más humaniza en la estructura religiosa que
sea necesaria, es tener relaciones de autenticidad entre unos y otros. Por ello hace falta más diálogo, sinceridad,
cercanía y servicio entre todos, pueblo y servidores.
Construir comunidad y fraternidad supone tener
actitudes de empatía: “ponerse en lugar del otro” para facilitar la ayuda del
que lo necesita.
El evangelio supone la inversión de los valores
que a veces tenemos en nuestra sociedad que no son auténticos: poder y control
de los demás. Dios quiere relaciones de servicio y de ayuda
mutua.
En este domingo, coincidente con la conmemoración
de los difuntos, especialmente hacemos hincapié en el recuerdo de nuestros seres
queridos ya difuntos, que por otra parte se hace todos los domingos.
Hacemos memoria agradecida de ellos ante el Señor
en la confianza de que estarán en su Presencia y Gloria.
A ellos nos encomendamos ante el Señor Jesús.
Marcelino
Sánchez sj