![Compartir](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjEWifXp9BZQqC_xijbB_9-j1aPDb47f3qQlCdB8tz_EQU2H7_uI_EAZYKm6KoX2RZnPvyXMSFe89UNJrL856cqVTjL_ccUODKQWrJE9TTQBvwsbWNfIF_z5KBBwSrYG8hzISxJfF325mAy/s1600/Globalizacion.jpg)
El dicho está expresado de manera paradójica y provocativa. Hay dos maneras muy diferentes de orientar la vida:
una conduce a la salvación, la otra a la perdición. Jesús invita a
todos a seguir el camino que parece más duro y menos atractivo, pues
conduce al ser humano a la salvación definitiva.
El primer camino consiste en aferrarse a la vida viviendo exclusivamente para uno mismo: hacer del propio “yo” la razón última y el objetivo supremo de la existencia. Este modo de vivir, buscando siempre la propia ganancia o ventaja, conduce al ser humano a la perdición.
El segundo camino consiste en saber perder, viviendo como Jesús,
abiertos al objetivo último del proyecto humanizador del Padre: saber renunciar a la propia seguridad o ganancia, buscando no solo el propio bien sino también el bien de los demás. Este modo generoso de vivir conduce al ser humano a su salvación.
Jesús está hablando desde su fe en un Dios Salvador, pero sus palabras son una grave advertencia para todos. ¿Qué
futuro le espera a una Humanidad dividida y fragmentada, donde los
poderes económicos buscan su propio beneficio; los países, su propio
bienestar; los individuos, su propio interés?
La lógica que dirige en estos momentos la marcha del mundo es irracional. Los pueblos y los individuos estamos cayendo poco a poco en la esclavitud del “tener siempre más”.
Todo es poco para sentirnos satisfechos. Para vivir bien, necesitamos
siempre más productividad, más consumo, más bienestar material, más
poder sobre los demás.
Buscamos insaciablemente bienestar, pero ¿no nos estamos
deshumanizando siempre un poco más? Queremos “progresar” cada vez más,
pero, ¿qué progreso es este que nos lleva a abandonar a millones de seres humanos en la miseria, el hambre y la desnutrición? ¿Cuántos años podremos disfrutar de nuestro bienestar, cerrando nuestras fronteras a los hambrientos?
Si los países privilegiados solo buscamos “salvar” nuestro
nivel de bienestar, si no queremos perder nuestro potencial económico,
jamás daremos pasos hacia una solidaridad a nivel mundial. Pero
no nos engañemos. El mundo será cada vez más inseguro y más inhabitable
para todos, también para nosotros. Para salvar la vida humana en el
mundo, hemos de aprender a perder.
J. Antonio Pagola