martes, 10 de junio de 2014

Seminario de Espiritualidad Ignaciana


Queremos compartir con todos cómo fue nuestra última sesión del Seminario de Espiritualidad Ignaciana de este curso. Ésta ha sido para comentar y debatir el artículo que versa sobre los laicos y los jesuitas. Cuaderno nº 67 La espiritualidad ignaciana como ayuda en la dificultad. Darío Mollá, sj.

Se comenzó con una lluvia de ideas sobre la impresión general de la lectura del documento. Se dijo que es un texto vivencial aplicable a la vida, que es útil para hacer revisión personal, que también hubiese sido bueno haberlo leído antes, que ha sido ayuda en el proceso personal, que hace reflejar la vida personal.
Sobre las llamadas "dificultades añadidas" se constataba que la fe si se quiere vivir a fondo sencillamente "complica" la vida. Evidenciamos que intentar vivir el ideal cristiano en la estructuras reales nos "complica" la existencia. También por incomprensión de gente cercana o falta de entendimiento entre unos y otros (vg. sacerdotes y laicos). Pero también decimos por lo mismo que hay que hacer sana autocrítica y sospecha de nuestra propia posición. Por otra parte la propia incoherencia personal supone una dificultad
Después pasamos a expresar una serie de pinceladas sobre las respuestas negativas que frecuentemente ocasionan las dificultades: La confrontación, el abandono, el aislamiento, la soledad, la huída, la desconfianza, el pesimismo, o actitudes como "balones fuera", etc.
Tras ello incidimos en los aspectos positivos que conlleva el afrontar las dificultades: La perseverancia, la confianza, el diálogo, la oración o meditación más interiorizante, la memoria agradecida, la integración, el discernimiento, el examen, la fe como sentido global de vida, el saber afrontar maduramente las dificultades, etc.
Respecto a las "pruebas" ignacianas como de "laboratorio" para entrenarse ante las dificultades se consideró que pueden ser muy importantes de cara a la maduración de la persona y el vivir en contacto con la realidad dura de la vida. Es decir que la experiencia de Dios siempre ha de confrontarse con la realidad propia vivida: vida matrimonial, profesional, sacerdotal o religiosa y aplicar siempre la sospecha. Pero intentando que las experiencias o probaciones sean siempre reales, no ficticias.
Tradicionalmente se ha dicho que la espiritualidad ignaciana es voluntarista. Pero en realidad no es tanto sino por una interpretación errónea. Ignacio tiene muchísimos textos en que alude a la gracia: "ayuda y favor de Dios" como fundamento de su vocación.
La espiritualidad ignaciana es trabajar en el abandono y confianza y estar en búsqueda constante.
Finalmente cada uno de los presentes con una frase corta resumió su impresión del artículo: el amor de Dios acoge nuestra debilidad, dar gracias y pedir ayuda en adelante, permanecer firmes en la certeza del amor de Dios, etc.

Para el futuro se decidió seguir el próximo año. Se buscarán temas de cuadernos Eides y Cristianismo y Justicia así como algunas voces, que sean interesantes del libro Diccionario de espiritualidad ignaciana editado en la Colección Manresa. También se habló de la posibilidad de ofertar retiros, de fin de semana o al menos de sábado completo en la casa del Puerto que sirvan como para una iniciación en Ejercicios E. y discernimiento práctico espiritual.
Marcelino Sánchez, sj.