sábado, 13 de septiembre de 2014

Evangelio del Domingo 14 Septiembre 24 de Tiempo Ordinario - Ciclo A

Lectura del santo evangelio según san Mateo 18, 21-35

En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: “Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo.” El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: “Págame lo que me debes.” El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: “Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré.” Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?” Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.»

Comentario homilético:
Este texto es continuación del texto del domingo anterior, se trata de enseñanzas sobre las relaciones comunitarias. En Mateo el llamado “discurso comunitario”.
Se ha presentado a Jesús como predicador itinerante del Reino de Dios,
Jesús va haciendo comentarios “haláquicos” a la Ley de Dios (la Torá) y en una casuística, a veces rayana en lo ridículo, se presenta la pregunta: “¿cuántas veces se ha de perdonar una ofensa?”
Jesús responde con una parábola de la vida real. El género parabólico tiene la finalidad de remover al oyente para que capte lo fundamental del problema presentado, no lo accesorio o anecdótico como podría ser el caso.
Y la moraleja de la parábola del perdonado “impenitente” es que en las relaciones humanas nos “jugamos” las relaciones con Dios. No se puede estar jugando con dos cartas: una para con el hermano y otra para con Dios.
Partiendo de las relaciones humanas que siempre nos resultan difíciles y conflictivas, Jesús presenta unos nuevos valores para construir dichas relaciones. Pasar de la conciencia racionalista e idealista a una conciencia contemplativa y “en comunión” en nuestra relaciones. 


Marcelino Sánchez, sj